El espíritu liberal vaga huérfano por el camposanto maldito de la política española. Si alguna vez los sepulcros donde yacen los idearios españoles estuvieron adecentados de aséptica cal blanca e iluminados por el sol radiante de Iberia, que la memoria se pierde, hoy se ocultan bajo una maleza desordenada de espinas y jugos urticantes. Duele su estado y hay de ti si los tocas.
La Moción de Censura de VOX no solo era innecesaria, sino que ha quintaesenciado, venidas de todos los vértices políticos, y a cada cual su ración, el odio, la sinrazón, el agitprop, la pereza, la ignorancia, el oportunismo, la desfachatez y la cobardía.
No vamos a ser una sociedad mejor después de este atentado a la vida colectiva y al bien común. Bien pensado, es mejor que nadie haya ostentado ideas liberales en este debate. Les queda poco, pero, al menos, han quedado intactas. Por ahora.