Como 2020 es año Galdós, a la espera de noticias sobre los Presupuestos Generales del Estado de este año, homenajeo a este gran escritor español eligiendo una palabra utilizada por el “cesante” protagonista de Miaú.
Los cesantes eran funcionarios variante “fijo discontinuo”, solo que en vez de depender de la estacionalidad dependían del turno político. Vuelto el jefe, se restablecían su trabajo, emolumentos y derechos. Se iba el jefe y todos a la calle.
La cesantía era tan sólida que una vez amarrada ya se podían casar los jóvenes “fanales de la administración” que poblaban (en cesantía y no) los cafés políticos y literarios (entonces eran la misma cosa, hoy no sé si queda alguno) de las capitales de provincias y no digamos los de la Villa y Corte. Los “porsupuestos” eran los Presupuestos del Estado, y en ellos cabían todos los favores imaginables. A ver como pintan los de este año Galdós.