¿Se imaginan que las pensiones españolas fuesen sostenibles, con un tipo de cotización del 25% del salario bruto y representasen el 80% del último salario? Desde luego serían las mejores del mundo.
Pero requerirían carreras laborales y de cotización muy productivas y aún más largas, sin desempleo y capitalizando una buena parte de las cotizaciones con rentabilidades decentes.
Esto, aunque lo parezca, no es imposible. Bastaría con mejorar la educación en nuestro país. La educación no es buena, lo que implica que el empleo tampoco lo es y, por ende, las pensiones son las que son. Estos elementos no se producen en el vacío ni desconectados entre sí, sino que la portentosa evolución de la esperanza de vida y el anquilosamiento institucional los estresan sin cesar. No será para mañana, pero si no se reforma a fondo el sistema educativo nunca tendremos un encadenamiento virtuoso del empleo y las pensiones. Más sobre la buena educación.
Es muy valedero el contenido del mensaje al que le agregaría que la virtud del sistema de pensiones español es solidario frente a un sistema que sería del fondo de pensiones individual. Es importante destacar este aspecto porque si la cuestión económica fuera gestionada adecuadamente junto a un sistema educativo coherente, seguramente tendríamos un sistema de pensiones conveniente,
Por lo tanto, creo que es preciso que todos entendamos que si deseamos continuar con un sistema de pensiones que mantenga en el tiempo una capacidad de consumo digna a los pensionistas debemos tener un manejo y gestión económica nacional que incluya la variable educativa tal como José Antonio Herce lo plantea.
Por otra parte, si lo anterior no fuera posible y se aplicara un modelo exclusivo de fondo de pensiones como alternativa al actual, dadas las deficiencias estructurales iríamos hacia un futuro con un sistema de reparo francamente malo para los beneficiarios pensionistas.
No obstante, creo que el desafío que se plantea a nuestra sociedad es que sea suficientemente inteligente y pueda lograr los consensos necesarios para poder acordar y desarrollar políticas eficaces en las que exista un futuro valedero a nuestros jubilados