La creciente longevidad es la causante de que el momento demográfico de nuestra especie sea el mejor de toda su historia, larga ya de doscientos milenios. Trae consigo muchas ventajas y oportunidades, pero también tiene implicaciones problemáticas que solo nuestra proverbial resistencia al cambio impide afrontar.
En los últimos 120 años, la esperanza de vida al nacer, en España, ha pasado de los 37 años a los 83, a un ritmo de 3,83 años por década transcurrida.
Obviamente, las ganancias de vida fueron muy rápidas en la primera mitad del periodo mencionado y se han ralentizado considerablemente en la segunda, pero en los últimos 15 años las ganancias se han producido a algo más de dos años por década transcurrida.
Al ritmo de 3,83 años por década transcurrida necesitaríamos unos 2.300 años para que la esperanza de vida al nacer fuese de 969 años. En este caso, habría muchos individuos que superarían a Matusalén en la cola larga de la derecha de la distribución cuya media fuese esa elevada edad. Para leer el articulo completo, aquí.