La pandemia, lo he dicho muchas veces, es también un gigantesco «experimento natural». No la hemos provocado deliberadamente, claro, pero si la hubiésemos simulado en un (súper) ordenador ya tendríamos testados y publicados miles de trabajos de investigación sobre sus consecuencias y la mejor manera de prevenir las más indeseables de estas.
Tendremos de todas formas estas investigaciones, quizá después de demasiado sufrimiento humano, social y económico que podría haberse evitado con más y mejor investigación y más y mejor criterio en la formulación de políticas.
A falta de mejor evidencia y análisis, o mientras estos se producen, creo que es evidente que el éxodo urbano ha revelado muchas novedades constatables sobre el terreno, algunas muy positivas, otras no tanto. Leer el artículo completo aquí.