Las condiciones naturales de los territorios despoblados son: escasísima densidad de población, actividades productivas y redes de intercambio. Tales condiciones son determinantes y la gestión de su dinamismo debe ser compartida y colaborativa. Pero, hay obstáculos y trampas. Si hubiera que destacar algún obstáculo, que a estas aturas deberíamos tener bien aprendido de cara a la reinvención rural, es el administrativo.
El «lobby ruralista» debe tenerlo claro: hay que destinar recursos y las más potentes herramientas de unión y comunicación a denunciar la inaceptable obstrucción que normas por completo ajenas a este siglo oponen al avance de las fuerzas innovadoras.
A su vez, la trampa favorita de los innovadores rurales, de la que ya muchos han despertado, es la de las subvenciones y ayudas públicas. Y lo dice quien apoya activamente una «fiscalidad diferenciada» (transitoria) para los territorios despoblados.
El lobby ruralista también debe tenerlo muy claro en lo que se refiere a la necesidad de basar sus proyectos en supuestos realistas, autosuficientes y rentables para las comunidades que los impulsan y acogen. Leer el artículo completo aquí.