Los liberales españoles emergen al final del S. XVIII alrededor de las revoluciones americana y francesa, procedentes de la ilustración y las Sociedades Económicas de Amigos del País.

En el S. XIX, fueron activísimos en las Cortes de Cádiz (su momento más luminoso), transitaron la dura cohabitación con la monarquía fernandina y la más suave época isabelina, hasta expresarse por la izquierda en la primera república. El turnismo político de la restauración alfonsina les pilló del lado de Sagasta… y hasta del de Cánovas.

Tuvieron escasa presencia en el primer tercio del S. XX. Nula durante la república y la dictadura de Franco y, por fin, muy activa y encarnada en personas de amplia vocación política y civil, en la Transición hacia la democracia. Consolidada la cual, y hasta nuestros días, la formación de ese partido liberal que España hubiera necesitado para evitar la bisagra nacionalista se ha revelado imposible.

José Antonio Herce