Canarias, de la que se habla bastante menos de lo que deberíamos hacerlo, ha logrado el milagro de que los turistas ingleses y alemanes estén más seguros en sus playas y hoteles que en sus casas de origen.

La clave de este éxito no solo está en el gradiente de salud que hay entre los dos extremos (el hogar de un turista y el hotel en el que pasa sus vacaciones), sino, sobre todo, en evitar que ese gradiente se nivele por lo peor por la puerta de los vasos comunicantes.

Es decir, que los desplazamientos de los turistas de su hogar al hotel sean tan seguros como este último. ¿Ven la imagen? Los vasos no comunicantes, su diferente nivel y un tránsito seguro entre ellos.

Este es el modelo y el ejemplo que hay que seguir para toda actividad productiva. Y no lo estamos haciendo. Deberíamos aprenderlo y replicarlo.

José Antonio Herce