Todo. Un sandbox rural tiene todo el sentido. Las “fintechs” (startups financieras) no pueden cumplir fácilmente las regulaciones vigentes. Su tecnología se lo impide.

Mejor dicho, es tan potente que las lleva a hacer cosas que no están contempladas en la regulación. Esta es tan convencional que se lleva mal con las nuevas entidades tecno-financieras. Solución: un arenero para que empresas y reguladores exploren sin hacerse daño. Y de ello surge una nueva regulación.

Pues, en el mundo rural, pasa lo mismo, pero a lo básico. Las pequeñas nuevas empresas, de toda la vida, no pueden cumplir requisitos básicos que sus hermanas mayores urbanas sí pueden. O no obtienen sus licencias para operar antes de que se acaben los ahorros de sus promotores. Solución: declaración responsable y requisitos más livianos.

El emprendimiento rural necesita otro enfoque regulatorio. Necesita un sandbox sencillito y reguladores que lo entiendan. Entre muchas otras cosas. Leer más aquí.

José Antonio Herce