Nuestro país lleva cuarenta y seis días en Estado de Alarma, algunos de aquellos “reforzada”. El confinamiento y las cuarentenas han sido necesarios para contener el contagio y, de hecho, son la única manera eficaz para lograrlo mientras no se disponga de una vacuna.

Pero, también implican una supresión de las libertades de movimiento y de reunión. Como digo, más que justificada desde a responsabilidad social que a todos nos incumbe. Pero lo que es más difícilmente justificable es el “estanco”, público o privado, de los equipos y consumibles de protección.

Cuando el acaparamiento es público se llama confiscación y puede ser hasta beneficioso (aunque raramente, la verdad), cuando el acaparamiento es privado se llama “estraperlo” (una palabra bien galdosiana, como este blog) y es perverso siempre. He escrito ampliamente sobre todo esto en esta página web, pero lo mejor que puedo sugerirles ahora es que lean la primera entrada

José Antonio Herce