Las pensiones están otra vez en el centro del debate de la sostenibilidad, aparentemente resuelta la cuestión de la suficiencia, al menos para lo que queda de año.
Como se decía hace unos días aquí, las pensiones estaban en el frigorífico (no en el congelador).
Tras la revalorización acordada por el Consejo de Ministros del 14 de enero, ya se puede decir que han abandonado ese electrodoméstico de gama blanca para entrar en otro, también muy utilizado en casa, de gama marrón: el horno.
Las 65 centésimas, que, respecto a si se hubiesen revalorizado al 0,25%, representan un gasto en 2020 de 880 millones de euros. Pero si este gasto extra se consolida en los próximos 20 años y cada año se sigue revalorizando con ese 0,65%, habremos sumado (a tipos “0”, ¿no?) unos 89 millardos de euros (1 Millardo = 1.000 millones). ¿No creen que esto es un horno… al rojo vivo?
No, porque el propio crecimiento de la economía permitirá equilibrarlo.
Hay que tener presente, que aunque pequeñas mejoras en las remuneraciones, éstas automáticamente permiten a las personas contar con más dinero para satisfacer sus necesidades, pensando además que dadas las actuales condiciones del indice de precios al consumidor es prácticamente cero, se produciría una variación positiva del salario real.
A mi siempre me ha preocupado este concepto (salario real) y creo que cualquier intento que vaya en ese sentido de mejorarlo, es positivo.
En efecto, es muy habitual creer que el avance de la productividad (el PIB, la masa salarial, etc) generará recursos que vayan apuntalando la sostenibilidad y a la vez la suficiencia de las pensiones. Pero hay que tener en cuenta lo siguiente: (i) cada euro que llega al sistema por esta vía (sistema de cotizaciones) llega con derechos futuros que son mayores que un euro (por la situación de partida y por el avance de la longevidad) y (ii) las pensiones están indiciadas con los salarios, lo que quiere decir que están indiciadas con el la productividad y el PIB. Si las ganancias de productividad generan recursos netos sin contrapartida para el sistema entonces alguien está haciendo trampas en el solitario. Luego, en mi opinión, confiar en el crecimiento del PIB no es la solución a largo plazo.