Que el capitalismo es un sistema de organización y asignación de los recursos muy odiado por mucha gente es algo con lo que nos desayunamos cada día, aunque nos acostemos con la evidencia también abrumadora de quienes piensan que es el menos malo de los sistemas hasta la fecha.
Utopías aparte. Porque las autopistas que llevan a las utopías, todas inacabadas por razones obvias, están sembradas de víctimas. No se puede negar que el capitalismo tiene algunas variantes y desarrollos odiosos, y conviene combatirlos. Los enemigos declarados del capitalismo no lograrán tumbarlo. Al menos, no antes que sus entusiastas, que son los que más esfuerzo llevan haciendo desde siempre para cargárselo.
Los verdaderos enemigos del capitalismo (y la democracia) liberal son los monopolistas y sus clones. Para restablecer la libertad económica y revertir la desigualdad que su ausencia causa nada mejor que una (buena) política de defensa de la competencia.
El capitalismo sobrevivirá si resuelve dos temas que van unidos: desigualdad y gestión del común (biosfera). Si no, vamos de cabeza a volver al trueque..
Totalmente de acuerdo amigo. Para ello hay que acabar con los monopolistas entusiastas de «comunismo corporativo»