¡Ea, ya está! Hemos dado con la solución universal para la prosperidad general. Que las actividades económicas solo tengan beneficios, nunca pérdidas, y lo lograremos tan bonitamente por decreto ley.
Si eres empresario o autónomo, y tienes pérdidas, cosa que no debieras tener, porque ya está prohibido tener pérdidas, te vamos a obligar a tener beneficios.
Para ello vas a firmar un contrato con tu cliente en el que te vas a comprometer a no venderle género por debajo de lo que te cuesta producirlo.
Como no sabemos ahora mismo lo que te cuesta producirlo, pues ya te diremos, pero de momento, tú, vendes a precios que te permitan cubrir tus costes. A ver si así logramos que todo el mundo quiera ser agricultor. Luego lo intentaremos con las demás actividades.
Tus clientes también tendrán que comprometerse a vender lo que te compran sin pérdidas, claro. Y así todo. To-do. Más aquí
Hasta la fecha, las únicas empresas que se les permitía cubrir las pérdidas, vía rescates, ha sido la banca y las autopistas. Estoy de acuerdo en el grave error del planteamiento con la agricultura, a parte, de imposible implementación práctica.
Especialmente las concesionarias. A cambio del cumplimiento del «servicio público», se les garantizaba un rendimiento que en muchas ocasiones oscilaba alrededor del 7% sobre la inversión. Y, en caso de inviabilidad de la concesión, había compensaciones. El caso más sonado el del depósito gasístico «Castor».