El “estancamiento secular” de Japón, situación a la que se abocan muchas economías avanzadas también, ha puesto de moda los “tipos de interés biológicos” (se acuerdan de Paul Samuelson en el JPE, 1958).

Como la población decrece, pues lo lógico es pensar que dicho tipo de interés es… ¡justo, negativo! Pero a nadie se le ocurre pensar que, en realidad, el tipo de interés biológico es mucho mayor.

¿Cómo es esto posible? Muy sencillo, la métrica demográfica adecuada no es el mero headcount (contar cabezas) sino la de la longevidad. Es decir, si cada 24 horas que pasan añadimos 3,8 horas a nuestra Esperanza de Vida pues entonces el tipo de interés biológico debería ser un 15,83%, ¿no? Claro, esas ganancias van a edades no laborales y las tiramos por la borda de un crucero, eso sí. Llueve maná y no nos enteramos. Peor aún creemos que algo nos empapa.

José Antonio Herce