Los liberales españoles emergen al final del S. XVIII alrededor de las revoluciones americana y francesa, procedentes de la ilustración y las Sociedades Económicas de Amigos del País.
En el S. XIX, fueron activísimos en las Cortes de Cádiz (su momento más luminoso), transitaron la dura cohabitación con la monarquía fernandina y la más suave época isabelina, hasta expresarse por la izquierda en la primera república. El turnismo político de la restauración alfonsina les pilló del lado de Sagasta… y hasta del de Cánovas.
Tuvieron escasa presencia en el primer tercio del S. XX. Nula durante la república y la dictadura de Franco y, por fin, muy activa y encarnada en personas de amplia vocación política y civil, en la Transición hacia la democracia. Consolidada la cual, y hasta nuestros días, la formación de ese partido liberal que España hubiera necesitado para evitar la bisagra nacionalista se ha revelado imposible.
Hola Poto:
Recuerdo haber oído a Rojo decir que él, modestamente, aspiraba a ser liberal. La memoria es frágil, ya se sabe, pero me resulta grato ese recuerdo ahora que yo también aspiro a ser liberal.
Queridísimo Pepe! Cómo estás? Disculpa que te responda tan tarde, solo de vez en cuando reviso algunas de las entradas por si hay comentarios y acabo de ver este. Sí, tanto aprendimos de él… Pues es lo que me pasa a mí, que sigo aspirando. No es fácil, pero persevero. Será un placer verse y compartir mesa y sobremesa sobre estos y otros temas. Que lo sepa todo el mundo! Fuerte abrazo. P.